Javier Pulido Biosca
Hay que reconocer que alrededor
de 30 millones de de mexicanos cometimos el error de votar por una propuesta
populista que ofrecía ser de izquierda, pero que de manera temprana empezó a dar
muestras de ser un engaño.
Un gobierno de “izquierda”
pone en alto el respeto a las leyes, el cuidado al medio ambiente y los animales,
a la diversidad cultural, al desarrollo científico, la diversidad artística, la
reflexión humanística, los derechos de las mujeres, los menores, los ancianos,
la salud, el progreso económico así como los derechos de las minorías en
acciones incluyentes en el sentido más amplio del concepto.
Las presiones de la
llamada “izquierda” mexicana, o algún segmento de ella muy comprometido,
lograron que México diera lugar a todo lo que propondría un gobierno de
izquierda antes descrito. Esto dio lugar a que ese populismo disfrazado de “izquierda”
fuera creíble para esos 30 millones de mexicanos.
Y fueron electos por
aplastante mayoría y, ya como gobierno electo, comenzaron a decir cosas poco
coherentes con un gobierno de “izquierda”. Lo primero fue omitir los estudios
de impacto ambiental en dos de sus obras emblemáticas, el tren maya y la
refinería de Dos Bocas. Hicieron creer que bastaba con pedir permiso a las
selvas y manglares con el bastón de mando que alguna comunidad indígena no identificada
otorgó al que perfilaba ya en la ilegalidad.
Las consultas sociales
que, según lo marca la ley, debe aplicarlas en INE, con las metodologías
propias de esta institución, garante de las decisiones sociales. Pero, en una
trampa propia de maromero, hicieron consultas para cancelar el aeropuerto mal
diseñadas y fuera de la ley, ya que no participó el INE de manera alguna.
A pesar de estas
ilegalidades, se canceló el aeropuerto.
De ahí siguieron los
fideicomisos que le permitieron al gobierno expoliar los fondos para becas a
científicos, los fondos para remediar desastres naturales y más de un centenar
de fideicomisos con el pretexto de dar lugar a hechos de corrupción.
Arremetió contra los
trabajadores de la Secretaría de Hacienda y los despojó de sus derechos laborales
con el pretexto de optimizar el presupuesto, pero dejó sin trabajo a muchos de
los empleados de esta secretaría.
Destruyó el sistema de
salud, meses antes de declararse la pandemia y todas sus dolorosas
consecuencias. Nunca tuvo una estrategia para evitar la caída de la economía
derivada del cierre de empresas, siendo que la micro empresa es la principal
base generadora de empleo, riqueza e impuestos.
El sexenio de la basura,
¿Qué hizo con los científicos? ¿Qué se está haciendo contra de los trabajadores
del Poder Judicial?
La respuesta es obvia.