martes, 3 de enero de 2012

Precampañas

La de Raúl Arias Lovillo, actual rector de la Universidad Veracruzana, es auténticamente una campaña de terror. Se le ocurrió que, para que pareciera tener apoyo de la comunidad académica, los estudiantes le estorbaban, particularmente los de antropología y humanidades que solicitaban mayor transparencia en el ejercicio de los presupuestos que maneja la universidad para dar apoyo a diversas actividades estudiantiles.

Y, como siempre, desde la época de Díaz Ordaz, de Hernández Ochoa en Veracruz, el poder no pacta: amenaza y somete por la fuerza. Y eso mismo hizo el “pulcro” rector Arias Lovillo: mandó secuestrar líderes, amenazó a otros con desaparecer sus expedientes de la Máxima Casa de Estudios en la entidad y los puso en orden.

“Orden y Progreso” era la leyenda que esgrimía el régimen de Porfirio Díaz, y para Lovillo el progreso significó la cercanía a su ansiada curul y, aunque está por verse, imaginamos qué clase de gestión tendría este académico metido a político.

Por lo pronto, su gestión académica puede ser calificada como pobre, dadas las multiplicadas críticas a su “nuevo modelo educativo” y la implantación de materias de “tronco común” que, lejos estimular las “habilidades del pensamiento” las entorpecen con dogmatismo y ausencia de conocimiento de la lógica elemental y se da “lectura y redacción” por parte de académicos con doctorados, pero escasamente letrados, salvo excepciones.

Claro, las gestiones de un político lo que menos requieren son luces, o respeto a los estudiantes y a los derechos humanos. Así que vemos que lo que se avecina con Arias Lovillo no dista mucho de lo que puede ofrecer Peña Nieto, el “héroe de Atenco”.

Twitter @JPBiosca

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