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miércoles, 27 de agosto de 2014

El voraz monopolio de la CTM


¿Quién será que manipula a la CTM en Coatzacoalcos?

La pregunta tiene sentido si pensamos en ¿quién será el que hace raras maniobras para bloquear el acceso y la salida de Etileno XXI?

No parece pertinente que una empresa transportista, convertida en monopolio –cosa prohibida por las leyes mexicanas y de todo el mundo– quiera abusar de su posición ilícitamente privilegiada.

¿El pretexto? Incrementar las tarifas previamente acordadas. Pretexto que no suena coherente con las acciones: por un lado, en 2012 negociaron un incremento del 12% con los constructores de la enorme planta que contrata a más 14 mil trabajadores.

El enorme 12%, que es ya de suyo mayor cuando las empresas que han tenido incrementos han sido de aproximadamente el 4% anual. Sobre todo, si se entiende que la mayor parte de las empresas no han tenido incremento alguno desde 2009 y que lo que fue un salario decente hace cinco años hoy es un salario esclavizante. ¿Es que la CTM ha luchado por que los salarios en las diversas empresas se incrementen más del 6% anual?

Nada de eso ha hecho la manipulada CTM, porque responde a los designios de sus patrones. ¿Qué patrones quieren sacar dinero de la constructora que ha contratado más de 14 mil trabajadores diarios en los últimos 2 años?

El argumento de que los combustibles han tenido fuertes incrementos no es válido tampoco para esta central que se ostenta como obrera. ¿Cuándo se ha visto que los diputados de la CTM se opongan a los llamados “gasolinazos”?

¿O usan estos incrementos para lucrar con ellos? El alza de los combustibles no es de ninguna manera un argumento para secuestrar las instalaciones o impedir el transporte del personal.

Es cierto que en julio 2012 el litro de diesel costaba $10.63 y en el mismo mes de 2014 tiene un precio de $13.28. Una diferencia de $2.65, que equivale a casi el 20% del precio del combustible. Pero eso no es tampoco argumento para la central que se pretende obrera y que ha avalado los bajos incrementos salariales y las alzas de combustibles.

¿Ha escuchado usted de un paro nacional para exigir mejores salarios? ¿O de un paro para exigir cero incrementos al combustible?

Si no ha hecho estas cosas la CTM, ¿Puede exigir a una empresa un arbitrario aumento de sus tarifas?
Y tampoco es en la Secretaría del Trabajo donde se negocian contratos de los prestadores de servicios. Los contratos deben ser respetados al precio que se acordaron y con el plazo fijado. No hacerlo además de descalificar a la empresa transportista que se ampara en la CTM, puede ser penalizado en los tribunales civiles.

Y, claro, queda libre la empresa constructora Etileno XXI de contratar con cualquier prestador de este servicio, fuera ya del ilícito monopolio de la CTM. Esto se debió hacer desde hace cuatro años para no quedar en manos de las maniobras de los líderes explotadores tanto del trabajador como de la necesidad de la empresa.

Eso sí, ya está el antecedente para que, cuando inicie operaciones el consorcio Braskem–Idesa, negocie con empresas reales, y evite a los dirigentes de monopolios ilícitos como la CTM.

 Y todavía, después de esto, hay los que quieren decir que los ejecutivos de la empresa no cumplen con su función.

Twitter: @JPBiosca


domingo, 4 de agosto de 2013

¿Para qué empobrecer a México?

Operaciones como la ilegal venta de los activos de la nación a Mexichem, disfrazadas como una necesidad para mantener el empleo, ponen de manifiesto el interés de los sucesivos gobiernos de México para empobrecer al trabajador y fortalecer los monopolios privados.

Las dos cosas van aparejadas: el empobrecimiento del trabajador por la vía de los salarios bajos se conjuga con el robustecimiento de los monopolios privados que se limitan a ofrecer salarios cada vez más bajos para los que soliciten los puestos de trabajo cada vez más demandados.

Ambas cosas son contrarias a los convenios internacionales firmados por México. Ambas cosas tienen una historia, cientos de veces avalada por los medios masivos, limitados a la mera reproducción de las declaraciones de funcionarios, sin cuestionar siquiera la veracidad de lo que dicen.

Un reciente estudio de la UNAM refleja las cosas que vienen sucediendo desde hace 30 años: en 1982 los trabajadores podían comprar si querían, 51 kilos de tortillas con un salario mínimo, hoy solamente pueden adquirir cinco kilogramos, es decir, los trabajadores mexicanos son diez veces más pobres.

Este retroceso contraviene el Pacto de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales signado por México, al igual que el Protocolo Facultativo de dicho Pacto, que cabe decir que, desde el 5 de mayo pasado son ya exigibles desde el derecho internacional.

Según puntualiza la información, los salarios de los mexicanos son devorados por el incremento constante de los precios. Además, las remuneraciones registran una constante baja, por ejemplo, en 2010, 3.9 millones de trabajadores ganaban hasta cinco veces el salario mínimo –35.0 pesos por día–; no obstante, este número de mexicanos se redujo a 3.5 millones al primer trimestre del 2013.

MONOPOLIOS

Es también notable la concentración económica que está favoreciendo el gobierno de México, y que deriva en el robustecimiento de los monopolios privados, no obstante que la Constitución Política Mexicana prohíbe, en su Artículo 28, que a la letra dice:
“En los estados unidos mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopólicas, los estancos y las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que fijan las leyes. El mismo tratamiento se dará a las prohibiciones a titulo de protección a la industria”.

Y para que nuestro lector pueda apreciar otro de los aspectos ilícitos de la venta de Pajaritos a Mexichem, vemos otro pasaje constitucional: “la ley castigara severamente, y las autoridades perseguirán con eficacia, toda concentración o acaparamiento en una o pocas manos… todo lo que constituya una ventaja exclusiva indebida a favor de una o varias personas determinadas y con perjuicio del público en general o de alguna clase social”.

Y aclara, para que la ignorancia de políticos, como las recientes declaraciones de Partido de Acción Nacional se ponga en evidencia, pues la Constitución es precisa:

“No constituirán monopolios las funciones que el Estado ejerza de manera exclusiva en las siguientes áreas estratégicas: correos, telégrafos y radiotelegrafía; petróleo y los demás hidrocarburos; petroquímica básica; minerales radioactivos y generación de energía nuclear; electricidad y las actividades que expresamente señalen las leyes que expida el Congreso de la Unión”.

“El Estado contará con los organismos y empresas que requiera para el eficaz manejo de las áreas estratégicas a su cargo y en las actividades de carácter prioritario donde, de acuerdo con las leyes, participe por si o con los sectores social y privado”.

Así entonces, estamos ante la desaparición del Estado a manos de un gobierno que le traiciona, ya que el Estado lo integra el conjunto de leyes y el gobierno tiene la función de hacerlas cumplir. Al no hacerlo el gobierno pierde su legitimidad y se torna en tiranía, en este caso en manos de un conservadurismo apátrida.

Twitter: @JPBiosca